Combos
Contexto
App de moda con una capa social que ayuda a personas jóvenes a decidir qué ponerse de forma rápida y divertida, subiendo opciones de outfit y recibiendo feedback de amigos o de la comunidad.
Objetivo
El objetivo principal era crear una experiencia fluida para resolver una duda cotidiana: "¿qué me pongo hoy?".
A partir de esa premisa, busqué construir un producto que no solo funcionara bien a nivel UX, sino que también generara conexión emocional: interacción divertida y una comunidad que aporte valor real.
Mi rol
Me encargué de todo el diseño del producto, desde los primeros conceptos hasta el diseño visual final. Eso incluyó la definición del branding inicial, arquitectura de información, flujos de usuario, wireframes, diseño visual y prototipo interactivo. Además, trabajé la personalidad de marca y los principios que definen el tono de voz y la experiencia general de Combos.
Proceso de trabajo
Investigación
Antes de diseñar, quise entender mejor el contexto en el que se toman decisiones sobre qué ponerse, y cómo afecta eso al día a día de las personas. Para ello, me apoyé en:
Entrevistas rápidas con personas del público objetivo, para identificar patrones de comportamiento: ¿cuándo dudan?, ¿con quién suelen consultar?, ¿usan referencias externas o improvisan?
Benchmarking de apps similares: revisé productos de moda, redes sociales visuales y herramientas de votación, para entender qué mecanismos de interacción eran efectivos y cuáles no encajaban con la experiencia que quería construir.
Análisis de comportamiento digital: observé cómo las personas ya comparten dudas sobre ropa por WhatsApp o Instagram. Detecté que el comportamiento ya existía, pero de forma dispersa y no pensada para este caso de uso.
Uno de los hallazgos clave fue que la duda no era sobre “comprar” sino sobre “decidir”. El usuario no busca un catálogo infinito de inspiración, sino validación rápida y directa, sin tener que explicar demasiado. También es importante destacar la confianza que el usuario tiene en quien le está ayudando, lo que abre la puerta a tener perfiles mejor valorados o grupos cerrados.
Con las ideas claras, pasé a definir cómo debía funcionar Combos para que fuera útil, intuitiva y fácil de integrar en la rutina diaria.
Desde el principio, tuve claro que la app debía evitar cualquier complejidad innecesaria: subir una duda, recibir feedback y decidir rápido.
Durante la fase de ideación trabajé sobre tres pilares clave:
Simplicidad de flujo: desde la creación del “combo” (múltiples opciones de outfit) hasta la recepción de votos y opiniones, todo debía poder hacerse en pocos toques.
Interacción social con límites claros: no quería replicar una red social genérica, sino una interacción enfocada, familiar, y libre de ruido.
Diseño emocional y de confianza: Combos debía sentirse como un espacio cercano y seguro, no como una app de escaparate o competición.
Wireframes
Para esta fase inicial de diseño trabajé con wireframes de baja fidelidad, creados en Figma con componentes específicos de bibliotecas pensadas para este tipo de entregables. Esto me permitió centrarme en la experiencia de uso sin distraer con decisiones visuales prematuras.
Diseñé los flujos clave: el login y registro, el sistema de votación de outfits, la subida de nuevos posts, así como el área de estadísticas e historial. El objetivo principal era explorar ideas y alinear expectativas con la cliente, además de empezar a definir el flujo base de navegación dentro de la app.
Para validar algunas decisiones tempranas, compartí los wireframes con personas cercanas que encajaban en el perfil de usuario objetivo. Esto me ayudó a detectar rápidamente algunas necesidades, como mantener el login lo más ágil posible —algo especialmente importante para una app con un uso frecuente y dinámico— o repensar la sección de historial. Inicialmente habíamos planteado una vista tipo calendario, pero tras observar cómo interactuaban con esa sección, optamos por un formato más sencillo, en forma de lista de publicaciones anteriores.
Esta fase fue clave para sentar las bases funcionales de la app, priorizando la claridad del flujo y asegurando que el diseño resolvía las necesidades reales de los usuarios desde el principio.
Prototipado
Una vez validadas las ideas principales con los wireframes, pasé a crear prototipos de alta fidelidad en Figma. En esta etapa se definieron tanto los componentes visuales como las microinteracciones necesarias para transmitir el tono joven, energético y confiable de la app.
El diseño visual tomó como base la identidad previamente definida: una paleta vibrante, con el azul eléctrico como color primario y acentos en amarillo y verde turquesa. Usé tipografía legible, con énfasis en jerarquías claras y llamadas a la acción bien visibles.
El prototipo incluyó pantallas clave como el flujo completo de votación, la creación de posts, el sistema de login, y la sección de estadísticas, buscando que la experiencia fuera clara.
Se añadieron microinteracciones y transiciones que reforzaran la personalidad de la app sin entorpecer la experiencia. Por ejemplo, al votar un outfit, la app mostraba una pequeña animación de validación que daba sensación de fluidez y respuesta inmediata Esta interacción ya es conocida y común dentro del mercado, así que fue la opción más sencilla de adoptar para los usuarios.
Los prototipos se probaron internamente con el mismo grupo que participó en la validación inicial. Las reacciones fueron positivas y ayudaron a pulir detalles visuales, como el tamaño de botones o la visibilidad de ciertas opciones en el flujo de publicación.
Esta fase permitió transformar una idea abstracta en una experiencia tangible, que ya reflejaba no solo el funcionamiento de la app, sino su tono y propuesta de valor que el cliente puede presentar.
Retos y aprendizajes
Uno de los principales retos fue traducir una idea ambiciosa en una experiencia que pudiera resultar atractiva desde el primer uso, incluso sin una comunidad activa ni contenido generado. Al tratarse de una red social en sus primeras fases, diseñar primeros pasos claros fue fundamental para no perder al usuario en los primeros segundos de interacción.
Otro punto complejo fue mantener el equilibrio entre diseño y funcionalidad. Al tratarse de un MVP la propuesta visual no tomó mayor relevancia frente a una funcionalidad clara y que no se viera penalizada la usabilidad. Decidí crear una buena base de funcionamiento y navegación que se pueda escalar con facilidad, y en el caso que la propuesta visual tenga un cambio grande, que se pueda aplicar de manera sencilla y sin provocar un cambio excesivamente grande.
Además, el trabajo cercano con la cliente fue clave: a lo largo del proceso hubo cambios en el enfoque del producto, lo que me obligó a ajustar ciertas decisiones de diseño y volver a priorizar funcionalidades. Esta flexibilidad me enseñó a documentar mejor los cambios y justificar visualmente cada iteración.
Por último, este proyecto me dio la posibilidad de probar herramientas de generación de imagen que se encontraban en un momento de nacimiento. Esto me ayudó a presentar mejores prototipos y sirvió como forma de empezar una conversación sobre incluir funcionalidades de Inteligencia Artificial en un momento más avanzado.